Que sea esta alma mía la cuerda de un laúd
Que sea esta alma mía la cuerda de un laúd,
por
siempre igual y tensa;
que
el destino no obtenga de mí, decepcionado,
nada
más que una nota, invariable, inmensa.
Una nota
muy grave y muy constante. Jamás
sea
vencido el clavo que estira y que defiende
la
viva pulcritud
de la
vibración de una cuerda bien tensa.
¡Tan
a menudo soy como una cuerda floja,
que
vibra mal, vencida!
Con
el ritmo plomizo, embarazado y lento,
átona,
corrompida,
cuerda
desafinada, esta alma mía miente.
¡Cuántas
veces la habría querido muda
por
no oír la falsa música de su acento!
Señor,
¿Tú no querrías
remachar
estas tuercas de mis extremos flojos
y que
no pierdan fuerza así mis melodías?
Yo
quiero ser constante en los llantos y gritos,
cantar
siempre igual, ignorando delirios,
anhelos,
inquietudes,
el cuervo que se
cierne encima de la estepa de mis días.
Quiero
ser como tú, oh cuerda, que dirías
que los
mismos dedos te pulsan sin fin.
Poema de Màrius Torres traducido por Pepa Pertejo.
Grabado de Durero: "Hombre dibujando un laúd".
Poema de Màrius Torres traducido por Pepa Pertejo.
Grabado de Durero: "Hombre dibujando un laúd".
Comentarios
Publicar un comentario