Molinona




Se presenta: 
                      —Yo soy Moli.
Y empieza la confusión:
con su moño colorado
y sus ojos blanquiverdes
la toman por irlandesa
y se creen que es Molly Bloom.

La madre la llama: 
                                  —¡Nona!
Y sigue el malentendido.
¿Será italiana?, murmuran
en corrillo los vecinos.
Y la invitan a espaguetis,
a ñoquis y a macarrones,
a pizza y a panettone
antes de dejarla hablar:

—Soy Moli, soy Nona y soy,
oíd bien, que suena raro,
Molinona. 
                   —¿Tienes santo?
—¡Córcholis! 
                       —¿Quién lo inventó?
—Mis padres, que los domingos
se iban al Molinón.
Soy la hincha más chiquita
del Sporting de Gijón.

Su abrigo verde es de fieltro,
color de hierba de prado
y de terreno de juego;
y le azulea la piel,
teñida de mar astur
(un día manso, otro fiero).

Molinona, o Moli, o Nona,
entusiasta y jaranera,
canta los goles y anima
a su equipo: 
                     —¡A Primera!

También le chifla el ciclismo
pero ella no pedalea:
es el mascarón de proa
de la cesta delantera
de las bicis generosas
que algunas veces la llevan.

Y se pirra por leer:
¡libros más grandes que ella
atestan su habitación!
En sus páginas se sienta
o se tumba. Nunca pierde
detalle de lo que cuentan:
peripecias, esperanzas,
gentes de ésta o de otras tierras,
tiempos lejanos, deseos,
palabras que hablan de ella
aunque no digan su nombre…

¡Molinona, aventurera,
no te duermas mientras lees,
que las páginas se cierran!
¡Que temo que cualquier noche
te espachurren las cubiertas!

¡Molinona, molinera,
yo quiero darte una amiga
que vaya en bici y que lea
y te lleve al Molinón
y arrope tu duermevela!


Foto gentileza de Eduardo García Blanco
 

Comentarios

  1. .
    Me pregunto qué cara pone Molinona cuando pierde el Sporting, ¡debe ser terrorífica!

    :-)

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  2. Molinona nunca pierde la sonrisa. De todos modos, en lo que va de temporada, se ha ido acostumbrando a empatar (a menudo) e incluso a ganar. ¡Puxa!

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  3. .
    ¡Felicidades a Molinona! El pasado domingo debieron esponjarse de satisfacción sus tejidos.

    :-)

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  4. ¡No te imaginas cuánto, Francisco Manuel! Ahí la tienes, en la rúa de celebración del ascenso. Gracias por tus parabienes.

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