Trabajo y amor
El corazón es un cazador solitario. Un depredador ávido y flaco, al que
no sacian presas ni promesas. Ora anhelante, ora desfallecido, está condenado a esperar
palpitando y a confiar en que quizá alguien algún día se acompasará
a sus latidos.
Leer a Carson McCullers nos atempera el corazón al suyo, al pulso vibrante, acerado y frágil con que percibe y retrata la crueldad y la belleza. Nos lo sujeta en un puño como quien retiene un pájaro vivo.
De su obra se sale exhausto y combativo, rendido frente al manantial de talento y de verbo y de oído y de fuerza que atesoraba esta mujer artista. Sin embargo, en Iluminación y fulgor nocturno ella sólo se atribuye haber consagrado su vida al trabajo y al amor, a Dios gracias. Como si sus frutos literarios, tan suculentos y amargos, no fuesen más que la simple consecuencia lógica. Y la sencillez cálida de sus palabras libera el corazón prisionero.
Leer a Carson McCullers nos atempera el corazón al suyo, al pulso vibrante, acerado y frágil con que percibe y retrata la crueldad y la belleza. Nos lo sujeta en un puño como quien retiene un pájaro vivo.
De su obra se sale exhausto y combativo, rendido frente al manantial de talento y de verbo y de oído y de fuerza que atesoraba esta mujer artista. Sin embargo, en Iluminación y fulgor nocturno ella sólo se atribuye haber consagrado su vida al trabajo y al amor, a Dios gracias. Como si sus frutos literarios, tan suculentos y amargos, no fuesen más que la simple consecuencia lógica. Y la sencillez cálida de sus palabras libera el corazón prisionero.
Reeves y Carson McCullers en Venecia

la cálida sencillez es la mejor caricia para un corazón acerado :)
ResponderEliminar¡Cuánta falta nos hacen una de cal y otra de arena, ilsetowanda!
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Exhausto y combativo estoy yo, que he empezado a leerla. Así mismo.¡Gracias!
ResponderEliminarGracias a ti, Eduardo. Por leer, leer, ¡leer!, con el corazón dispuesto y la escucha tan afinada. Abrazos mil.
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