El carbón de Flauberta

¡Pasan los días volando! En un abrir y cerrar de ojos se me han ido dos semanas, y Pepa sin regresar ni dar noticia. A pesar de los mimos, riegos y pasodobles, las plantas de su balcón se me han mustiado de lo lindo. Los vecinos siguen tan rancios como los encontré. Y la nevera ya está vacía: el gato y yo hemos compartido festines memorables durante esta quincena. Ha llegado la hora de despedirnos.

Así que aprovecho para lanzar desde aquí un mensaje a mi prima: ¡Pepa, vuelve! Si alguien la ve por ahí, le ruego que le transmita este aviso con la máxima urgencia. Que se dé prisa o ¡quién sabe de qué color se le pondrán "Las uñas negras" cuando no esté yo aquí para tiznárselas!

Sólo me asalta una duda seria, y agradeceré que me aconsejen al respecto: vinieron los Reyes Magos con un cargamento de envergadura, pero que carecía de destinatario expreso. Y ahora no sé si me lo trajeron a mí y puedo llevármelo, o si era para ella y debo dejárselo. Dormiré una noché más en casa de mi Pepa, a ver si algún lector caritativo o la almohada, con toda su sabiduría, me resuelven definitivamente este dilema. No me tachen de egoísta: es que a mí estos cien kilos de carbón me arreglan el invierno, ¡y en la isla de Pascua ahora es verano!



Comentarios

  1. los regalos para ti,frau berta,no ves q los reyes saben siempre donde estas,como la conciencia? ;)

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