Flauberta Pertejo

De mis cuarenta primos, prefiero sin dudarlo a la prima Flauberta. Es risueña y glotona, de espíritu ligero y pocas convicciones, carnosa y danzarina. Nunca dice mentiras como "No tengo tiempo para hacer lo que quiero" o como "Así es la vida y hay que resignarse". ¡Hasta se puso su propio nombre!

De niña la llamábamos Berta, pero era un hipocorístico compasivo de Aldeberta, Norberta, Roberta o algún otro nombre que no recuerdo, demasiado grande en todo caso para una cría pizpireta como ella. En la universidad se entregó en cuerpo y alma a la literatura francesa; pasó dos cursos debatiéndose entre Gargantúa y Pantagruel y En busca del tiempo perdido: ni se le agarrotó el apetito ni se volvió malhumorada, pero recitaba en sueños y a voz en grito pasajes de una u otra obra. Antes de acabar tercero ya se había decidido: lo suyo era Bouvard y Pécuchet, así que –como quien se tatúa el nombre del amante– se fue al registro civil y se puso Flauberta para certificar su eterna admiración por monsieur Gustave.



Le he pedido a la prima Flauberta que venga a pasar en mi casa unos días; tantos como dure mi estancia en la isla de Pascua, adonde debo viajar pronto para escribir, a petición de una sociedad secreta de eminentes pilosos, un artículo sobre la barba de los moáis. Ella regará las plantas, alimentará al gato, vaciará la nevera y quizá hasta consiga que alguno de mis desabridos vecinos esboce una sonrisa, aunque sea de desconcierto al verla pasearse por el balcón en bata como hacía Flaubert, declamando en francés, blandiendo la regadera en una mano y llevándose a la boca, con la otra, una tableta entera de turrón. El gato maullará a coro, inspirado.

Comentarios

  1. Me ha gustado, pese a que desconozco las referencias de tantos autores (debería leer más, reconozco que soy un iletrado). Todos esos nombres que vas mencionando, tienen tanta musicalidad, los familiares y lo que no... He oído por primera vez la palabra "hipocorístico". Y lo de los "eminentes pilosos" me hace mucha gracia. Tanto por tan poco...

    ResponderEliminar
  2. Gracias por leer, Miguel Ángel.

    Encantada de haber hecho sonar en tu cabeza los nombres musicales de los autores y el flamante vocablo "hipocorístico", pariente lejano de "aporético" y de "filarmónico".

    A mí también me da risa que se le conceda a la barba un aura de omnisciencia y respetabilidad.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ganar

Los podadores insulsos

Sigue la pista de 'Las uñas negras'