Cinco mil

Curiosa y escéptica, consulto a veces un mapa coloreado que supuestamente refleja el país de origen de los amables visitantes que frecuentan este blog adonde has venido a recalar también tú, gentil lector venido de cualquier rincón del mundo. 

Fiable o no, el gráfico me divierte sobremanera. Imagino cómo serán los lectores llegados de España, numerosos y variopintos, locuaces o tácitos, testigos directos o posibles de las noticias, publicaciones, situaciones que recojo y reflejo –con plena libertad y un cedazo irregular– en estos relatos. 

A renglón seguido, me intrigan las abundantes visitas procedentes de los Estados Unidos, donde nunca he estado y a nadie conozco. Vive allí una antigua compañera de estudios y me la figuro pasando silenciosamente por aquí a diario, dejando tras de sí su particular estela estadística yanqui. 

Desde Alemania recibe el blog lectores en oleadas. Peregrinan en grupo en días puntuales y no consigo averiguar si se trata de unos pocos que cuando se topan con Las uñas negras leen de cabo a rabo todas las entradas disponibles, o si son muchos más quienes, guiados por un caprichoso buscador germano, se acercan aquí precisamente hoy y no mañana. 

En México se ha instalado Johannes Silentius, lector impenitente y comentador prolífico de cuanto Pepa escribe –y, aún más, de cuanto escribe Ruth–, incrementando con su atención el número de paseantes llegados de ultramar mientras la autora duerme. Por arte de birlibirloque, lo garabateado desde un tren, una cafetería o una mesa sencilla sobre la que se amontonan libros, diccionarios y papeles inconexos, lo lee luego alguien desde México, Argentina, Colombia, Ecuador, Puerto Rico… Verdad o mentira, eso dice el mapa.

Unos, desde el Reino Unido, leen y toman té. Otros, en Francia, comen queso y brindan con champán con un ojo puesto en esta pantalla. Algunos más se atrincheran bajo capas y capas de ropa de abrigo, deslizando el ratón con mano enguantada desde el invierno ruso; y recomiendan el blog a sus vecinos ucranios, que también se acercan un rato. Escribo y, de vez en cuando, me entretengo viajando por el mapa –real o ficticio– y devolviendo con la imaginación la visita a quienes en algún momento se han detenido en mi casa, desde tierras próximas o remotas. De uno en uno, hoy son ya cinco mil las veces que se han plantado ante su ordenador a echarle un vistazo a estas uñas negras. A todos, gracias.

Comentarios

  1. Y que cumplas muchos más...

    ¡Cinco mil gracias, Pepa, por tus textos lúcidos, inteligentes y poéticos que nos acompañan en estos tiempos tan inciertos!

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  2. Nomás fue un placer leerla y también un honor sus palabras de hoy hacia México, pais trágico que en las noches siempre temblequeantes de esta tierra, a veces, hasta se ilumina y sosiega con su prosa.

    Johannes Silentius.

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  3. Moltes felicitats en el teu 5000è Comentaversari!

    (De part d'una que, encara que no comenti mai, no deixa mai de llegir-te ;) )

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  4. Gracias, Harry, por tu invencible fidelidad lectora y por el empuje constante con que me acompañas en estos tiempos ciertamente inciertos.

    Gracias también a usted, queridísimo Johannes, por confiarles a estas breves piezas el cuidado de una porcioncita de su paz espiritual nocturna en la tierra agitada, y para mí remota, que ahora lo acoge.

    I 5000 gràcies, Teresa, per continuar llegint! Tant si hi deixes constància com si no, jo sé que hi ets. T'envio 5000 bons desitjos per la teva nova aventura amb www.vullescriure.cat!

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  5. hasta lanzarote nos llegan tus letras,como susurros d un bosque encantado..gracias :)

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