Noche líquida
A través de la ventana de un cuarto de hospital, la noche es
lenta y auténtica como una película europea independiente. Las luces en las
casas se encienden y permanecen así, iluminando un rincón desconocido para
nosotros, que sólo podremos imaginarlo. Al cabo de un minuto o de unas horas,
se extingue la luz prendida en un tercer piso e, inmediatamente después, un
resplandor inesperado inunda el primero segunda del bloque C de una calle más
abajo. Uno sabe que nada tiene que ver la mano somnolienta que accionó un
interruptor con la otra, todavía desvelada, que tiró del cordel de la lámpara
de pie. De los árboles que danzan al paso de la brisa y cambian de color del
alba al crepúsculo no queda sino un cuerpo negro, compacto: el recorte de un
bosque ausente, el hueco de la arboleda que se ha ido a dormir.
La noche hospitalaria es líquida. Discurre con el gota a
gota de las bolsas colgantes de sueros, analgésicos, antibióticos… Se infla con
la humedad sucia y en envases herméticos de los drenajes, las sondas…
Repiquetea con el agua en movimiento perpetuo –cual minúscula fuente china–
que atempera la seca dureza del oxígeno. Se desliza desamparada con las
lágrimas del desahuciado, del definitivamente solo, del que se muere mal y del
que, junto a él, nada puede hacer por evitarle ese cáliz, el peor de los
tragos. El ventanal mismo está compuesto de un líquido que no moja, es una
cortina de lluvia del desierto, una lámina vertical de mercurio.
Abajo, muy de tarde en tarde, llega un coche y aparca y
apaga sus faros para mimetizarse con la noche. Y quien sale por su puerta anda
con un aire de infinitos cansancio e indefensión. Todo se vuelve oscuro,
también el pensamiento. Desde el hospital descubre uno lugares que ni la más
débil luz alcanza nunca.
querida pepa,
ResponderEliminar¡qué texto tan especial y tan bello, y tan táctil! toca, sumerge, te transita. es una perla. espero que las dos últimas entradas referidas al hospital no signifiquen nada grave en su geografía personal y vital. En todo caso aquí le envío besos rubicundos y abrazos llenos de sol y energía.
por si tiene tiempo y ganas ahí va la segunda palabra de nuestro común diccionario que espero investigue su significado: líribe.
Como ya sabe albriscente está ya documentada en el blog peregrino.
Nuevamente amores y salud,
la peregrina
Querida peregrina,
ResponderEliminarComo siempre, gracias por su visita cargada de buenos deseos y cariño. Mi reciente aventura hospitalaria ha tenido un final feliz, pero me ha permitido ser testigo de otras muchas experiencias sanitarias y humanas menos esperanzadoras.
Tomo nota de la palabra "Líribe" y le haré llegar mis conclusiones tras un estudio exhaustivo. Ni se imagina cómo disfruté con su precisa y apasionada definición de "Albriscente".
Salud y besos en plena forma.
Me alegro de saberla buena y lozana. Cuídese mucho y espero que hasta pronto.
ResponderEliminarperegrina