Amor biliar

Amor que no percibo suspendido
de una nube etérea
o de las alas
de una cantarina
golondrina.

Amor que es carne
de mi carne
y que encarnado duele.

Amor que irradiaba
transparente y dorado
desde la punta misma de los dedos,
desde el pecho y los pies,
desde los pelos,
desde dientes y ombligo y corazón,
amor que me inundaba entera,
que sin fin
rebosaba,
todo
ha huido
adentro,
replegándose como
lo haría un ejército en peligro.
No se ha desvanecido.
No ha perdido su fuerza.
Permanece
este amor poderoso
a punto de saltar
cual torrente salvaje por mi boca,
a punto de trepar
cual agua ojos arriba
desbordándolos,
a punto.
Está aquí
agazapado
en mi carne
‒en la tuya‒,
brasa viva en el centro de mi hígado.

Amor que me atraviesa
lacerante
el hígado compacto y luminoso
contraído de temor y de impaciencia.
Lo tomo con mi mano y te lo muestro,
órgano trémulo
de amor agitado,
y aunque sepa que alargártelo es inútil,
tú ya sabes que no hay amor sensato.

Con cada pedazo de mí
te pienso,
con esta pobre víscera
te amo.

Comentarios

  1. parece increible q algo tan bello pueda doler tanto..precioso :)

    ResponderEliminar
  2. ¡Y cuánto acrecienta el amor el dolor cuando es inevitable!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ganar

Los podadores insulsos

Sigue la pista de 'Las uñas negras'