Sea feliz hoy mismo. Garantizado.

Dele un lápiz y un papel en blanco a una persona hecha y derecha. La verá convertirse en un ser cargado de complejos y problemas: listas de obligaciones, esbozos de retratos de enemigos, garabatos de obcecación y una infinita lástima de sí mismo.

Dele lápiz y papel a un niño o niña cuya mente no esté colonizada por el sistema de creencias de los mayores. Lo que verá será una fiesta instantánea. Bienvenido.

Tras la jugosa lectura de La sabiduría recobrada de Mónica Cavallé un compendio accesible de lo que conocemos por filosofía perenne, que es a la vez un canto a la sencillez y la plenitud vitales nos visita Maria. Tiene doce años y medio, y la sabiduría de los niños libres. Aún no necesita recobrarla, porque no la ha perdido. Sabe estar en el presente y abrazarlo. Juega, ríe, imagina, reflexiona y se afirma sin imponerse a otros. Es parlanchina y silenciosa. Forzuda y flexible en cuerpo y alma.  Reconoce el valor de la vida, la bondad, la verdad y la belleza sin necesidad de que se los expliquen. Siente la vulnerabilidad –propia o ajenay está decidida a proteger a los débiles. Ve y oye naturalmente lo que muchos adultos tendrán que pasar años aprendiendo a percibir.

Los días junto a ella son una delicia. Las rigideces artificiales de los mayores caen como las hojas en otoño. Brotan, rápidas y gigantes como flores tropicales, las conversaciones filosóficas, las canciones y la complicidad. Disfrutamos de cada momento tal y como se presenta. Y nos alegra nuestra constante buena suerte: hasta los imprevistos nos llevan a lugares todavía mejores de lo que habíamos planeado. Las horas se estiran y nos da tiempo de todo. El paraíso.

¿También usted quiere ser feliz hoy? ¿Sin dilación? Pues séalo. Déjese de excusas y condiciones. Lo único que le separa de esta sencillez y plenitud inmediatas son los cuentos con los que usted mismo se mete miedo. Baje de su pedestal de adulto responsable que cree saber vivir mejor que cualquier niño. Así le va. Mire, escuche y sienta. Viva por vez primera. Ahora.




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