Cuatro problemas
Mis problemas son cuatro.
No hay más, pero tozudos
como una mala cosa.
O quizá es mi torpeza
la que los acrecienta
en vez de resolverlos.
Tengo cuatro problemas,
ya veis, siempre los mismos.
Circulares, ocupan,
bajo una forma u otra,
enteros, mis diarios:
éste que ahora escribo,
los que lo precedieron...
Me niego a que se adueñen
del diario futuro.
Escribo: "Basta. Fin".
Tajante. Decidida.
¡Si supiera yo cómo!
Sólo cuatro. Y no cesan.
Cuando casi los venzo
mutan en nuevas cepas
vigorosas y astutas.
Sospecho que los riego
yo misma con mi lucha,
que los nutre la rumia,
que cuanto más me aplastan
más aumenta su peso.
¿Acaso no tenemos
todos cuatro problemas?
¿Cuatro piedras con las que
andamos tropezando?
¿Por qué no acertaremos
a caminar con ellas,
sobre ellas, a través
de su dura presencia,
siquiera a retirarlas?
No hay más, pero tozudos
como una mala cosa.
O quizá es mi torpeza
la que los acrecienta
en vez de resolverlos.
Tengo cuatro problemas,
ya veis, siempre los mismos.
Circulares, ocupan,
bajo una forma u otra,
enteros, mis diarios:
éste que ahora escribo,
los que lo precedieron...
Me niego a que se adueñen
del diario futuro.
Escribo: "Basta. Fin".
Tajante. Decidida.
¡Si supiera yo cómo!
Sólo cuatro. Y no cesan.
Cuando casi los venzo
mutan en nuevas cepas
vigorosas y astutas.
Sospecho que los riego
yo misma con mi lucha,
que los nutre la rumia,
que cuanto más me aplastan
más aumenta su peso.
¿Acaso no tenemos
todos cuatro problemas?
¿Cuatro piedras con las que
andamos tropezando?
¿Por qué no acertaremos
a caminar con ellas,
sobre ellas, a través
de su dura presencia,
siquiera a retirarlas?
Entre piedras, de Salva Artesero
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