A paso llano

Das ese paso, único,
esperanzado y tímido.
Y está bien.

Lo sigue otro paso,
que es sereno y firme.
Y está bien.

Echas a andar resuelto,
en pos de un horizonte.
Y está bien.

Mas después de cien lunas,
paso tras paso tras...
¿dónde has ido a parar?

¿Cómo llegaste aquí?
¡No está bien, 
no está bien!

Tú ibas a otro sitio,
¿recuerdas aún cuál era?
¿Qué más dará? Enfureces,

protestas, pataleas,
te revuelves: decides
desandar en un día

el trecho de los años.
Cuando llega la noche,
el denodado esfuerzo

te ha aprovechado poco.
Así que desfalleces,
desesperas, proclamas

que no darás más pasos.
Dices que aquí te quedas.
y aquí te quedas.

Aquí te quedas.
¿Aquí te quedas?
No está bien.

Reemprende la marcha
con otro primer paso
incierto y anhelante

que se acerque despacio
hacia donde te empuje
el deseo de vivir.

¡Qué tentador e inútil
morderse eternamente 
el rabo y ay de mí!

Eres tú quien convierte
este paraje inhóspito,
desértico y temible,

que pudo ser fugaz,
en tu fatal destino.
Eres tú quien se queda.

Eres tú quien decide.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo soy buena persona

La mujer barbuda

Ensayo sobre teatro (VI): TABLILLA