La página en negro
Ver, como amar, requiere curiosidad y ausencia de miedo.
Porque el miedo pintarrajea la realidad, la recubre de un barniz opaco,
proyecta sobre ella sombras sucias y abultadas siluetas indistinguibles.
Escuchar requiere además silencio. Porque hay sonidos
sutiles que tienen trato con el alma –directo, íntimo– sin que medien palabras.
Hay voces suaves en la naturaleza que se oyen desde los adentros y allí
resuenan.
Escribir requiere también una página en blanco. Pero
carecer de ella no es excusa. Haber tintado de negro a base de garabatos,
tachaduras y enmiendas aquel papel otrora inmaculado no debe detenernos. Porque
la negrura sólo es el reverso del albor, su negativo. Basta con escribir, de
ahora en adelante, con tinta blanca.
Vivir requiere estar consciente y dispuesto y libre. Lo
demás –y por encima de todo, esas obligaciones impostergables detrás de las que
nos atrincheramos– son distracciones, entretenimientos, meras virutas de la
vida.

La vida tiene sentido cuando sabemos qué hacer con ella. Un abrazo.
ResponderEliminarY cuando, a pesar de la desorientación, seguimos determinados a dotarla de propósito, a no acumular días sin pena ni gloria.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti, María José.