Flotarás

Flotas en la corriente atronadora de la vida. Van quedando atrás los tramos inmóviles de orilla –aquí un bosquecillo de humedal, allá un despeñadero desde el que se asoman los pescadores a horcajadas, más adelante un embarcadero donde alguien embrea un bote–. ¡Se pierden tan deprisa a tus espaldas! Compadeces su quietud monótona, tú que crees que te mueves, que lo tuyo es la acción y el progreso, que aferras vigoroso las riendas del avance de tus días.

En realidad la vida, caudalosa, te arrastra a la deriva. ¡No hay modo de embridar el agua brava ni de oponerse a su curso desde dentro! ¿Te sumergiste por tu propio pie en el torrente, te embaucaron, te empujaron o ya naciste allí? Poco importa eso ahora. ¿Quieres seguir flotando vertiginosamente, sin rumbo ni propósito, sin reposo ni sol? Quizá te dé lo mismo. Olvida entonces estas palabras sin sentido. Repítete que tú vas adelante, que nada te detiene, que esas pobres gentes merecen tu lástima y aun tu desprecio.

Pero quizá estés harto, mareado y mojado hasta los tuétanos, y te preguntes adónde se supone que estás yendo, en qué mar desemboca tanta agua revuelta. Y a lo mejor empiezas a envidiar a los de la ribera, que contemplan cómo se vuelve plata el turquesa del río y cómo azabache el naranja del cielo. Hasta puede que a fuerza de mirar hayan descubierto algo sobre ti, que es como decir sobre sí mismos, algo sobre los hombres y la vida. Lo que es tú, inmerso en la vorágine, olvidas enseguida lo poco que aprendes. Encima, cada movimiento suyo, por modesto que sea, les pertenece porque lo ejecutan según su voluntad y su consciencia. Mas ¿cuántos de esos miles de quilómetros tuyos lo son de veras?

Flotarás a la deriva en la corriente hasta que eches a nadar hacia la orilla y pises tierra firme y te seques y mires alrededor y medites adónde encaminar tus pasos. Que para algo existen los senderos, los cruces y los puentes. Que aun campo a través se puede andar.


Comentarios

  1. .
    Al cabo, todo es lo mismo; para los del torrente y para los de la orilla (un poco como esos espectadores que se ponen de ejemplo para explicar la Teoría de la Relatividad).

    Ya lo dijo Heráclito: "Todo fluye".

    :-)

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  2. Quizá sí que:

    "Nuestras vidas son los ríos
    que van a dar en la mar,
    que es el morir;
    allí van los señoríos
    derechos a se acabar
    y consumir;
    allí los ríos caudales,
    allí los otros medianos
    y más chicos,
    y llegados, son iguales
    los que viven por sus manos
    y los ricos."

    Pero mientras, Francisco Manuel, quiero pensar que importa hacer, emprender, tomar parte en la propia vida. Que dejarse llevar así, sin más, la empobrece.

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  3. siempre m acuerdo dl libro d siddhartha,cuando veo un río,o cuando lo leo..el final dl libro,y d los ultimos dias de su vida es precisamente en una barquita,transportando a los q querian cruzar d una a otra orilla..recuerdo la perplejidad q sentí,d q ese fuera el 'sentido' q le daba herman hesse a todo..aun sigo dandole vueltas......

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  4. Me han entrado ganas de volver a leer 'Siddharta', ilsetowanda, gracias a tu comentario sobre el 'sentido' y la perplejidad que te causó.

    Algo así sucede también con 'Los ojos del hermano eterno' de Stefan Zweig. [Intercambio de cromos, por tanto.]

    Y, ya puestas con los libros europeos de tema hindú, 'Las cabezas trocadas' de Thomas Mann: otra maravilla breve.

    Un beso.

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  5. q buena pinta tienen los dos, gracias infinitas!! :))

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