El horóscopo botánico
Cae el agua lluvia y repiquetea como las monedas al volcar la hucha. Soñaba mi abuela que llovían duros, ella que no tenía hucha ni colchón descosido ni baldosa floja donde recogerlos. Como Paul Auster en sus tiempos de vacas flacas, de vacas que no eran sino piel y hueso y cuernos, fantaseo con el advenimiento repentino de una idea simplísima y brillante que me hará más rica que el tío Gilito.
Crepita el
fuego en la chimenea. Muere el domingo y el mes naciente asoma sus uñitas
afiladas y sus fauces devoradoras de billetes. Afuera golpetean las gotas en las
baldosas encarnadas y agita el helecho del patio su leonina cabellera verde. Me
cautiva la ferocidad de sus gestos elásticos y la avidez con que parece volver
el rostro hacia el cielo. Casi siento en mí misma ese remolinado balanceo. Entonces
la visión me atraviesa como un rayo hibernal: el helecho soy yo. He aquí la
idea del millón de dinares kuwaitíes. Acabo de inventarme el horóscopo
botánico. Ya lo veo correr por las redes sociales como un río de pólvora. Ya se
me aparece en las páginas de pasatiempos de los periódicos de todo el mundo. “¿Cuál
es tu planta?”, se preguntarán las amigas en los lavabos de las cafeterías. “No
te puedo querer, porque tú eres una ortiga y yo una hortensia…”, despedirán las
lindas jovencitas a sus irritantes pretendientes, y ellos asentirán. La
imaginación se dispara en mil direcciones: ¿qué plantas incluyo?, ¿cómo sabe
uno cuál le corresponde?, ¿qué se desprende de esa identificación?, ¿dónde
registro mi descubrimiento?, ¿cómo lo llamo?, ¿botaniróscopo?, ¿será un reclamo lo
bastante chillón?, etcétera.
Aún no ha
amainado cuando un cruel motor de búsqueda me revela que el horóscopo botánico
ya existe. Es patrimonio de una tribu guaraní –habitante de la Amazonia
profunda, gente avezada en lo vegetal–. No hace ni medio siglo un explorador
astuto lo copió y trató de exportarlo. Fracasó de mala manera porque en
occidente quien más quien menos distingue un geranio de un cactus, pero pocos se
fijan en las diferencias entre una higuera, un laurel y un peral –habida cuenta
que no producen nada que no pueda comprarse en el supermercado más cercano–.
¡Tan rica
que yo era hace un momento! Danza el helecho, arde la hoguera, canta la lluvia.
¡Y tan rica que soy, todavía!

mi floriroscopo seria la plumeria alba,arbol d tronco liso y noble,fuerte y con floracion esporádica d unas aromaticas flores blancas y corazon amarillo como el sol.....q fascinante la imagen dl helecho leonino :))
ResponderEliminarQué bonita es la plumería alba: precioso floriróscopo. ¡Te auguro un futuro siempre primaveral, ilsetowanda!
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