En defensa propia

Si tuviese un propósito la vida,
uno solo, diáfano y auténtico,
un sentido patente
o aun latente,
un objeto, un asunto, una intención,

no andaríamos sin rumbo ni concierto,
no nos aferraríamos temerosos
a manecillas que pauten nuestros días
y tejan nuestros años,
no nos revolveríamos a mordiscos

contra quien dice
“mira y piensa y siente”,
contra quien dice
“sopesa cuánto pierdes
en la casa de empeños
donde a expensas tuyas
comercian macilentos usureros”,
contra quien dice
“busca tres diferencias
entre tu vida de hoy
y tu muerte anunciada”,

contra quien nos hurga a conciencia la conciencia
y la hace gritar
como se hace gritar a los recién nacidos
para que alienten.


Contra el artista.



Comentarios

  1. si lo tuviéramos. .....qué misterios no habría......

    ResponderEliminar
  2. A lo mejor lo tenemos y sólo nos falta reconocerlo, nombrarlo y perseguirlo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ganar

Los podadores insulsos

Sigue la pista de 'Las uñas negras'