Si Shakespeare viviese
Si Shakespeare viviese, pasaría este verano en Barcelona. Esta primera afirmación es arbitraria e irritante, pero está de moda soltar provocadores asertos insustanciales aparentemente incuestionables y una no quiere perder el tren de la contemporaneidad. Precisamente porque Shakespeare no vive en nuestros días, ni veranea ni conjuga verbo alguno en tiempo presente. No es guionista de cine, vocación que la Filmoteca de Catalunya le atribuye sin dudar en la presentación de su por otra parte magnífico ciclo “Shakesperiana”, que ofrecerá una imponente selección de películas realizadas a partir de obras del bardo. Menos aún guionista de televisión –y basta imaginar una improbable materialización de esta terrorífica y coja hipótesis de reciente cuño para celebrar que Shakespeare no pisase el siglo XXI–. Shakespeare es –porque lo fue en vida y porque una vez muerto no hay viraje que valga– dramaturgo y actor de teatro. Volvamos al principio.
Si Shakespeare viviese, haría
teatro y pasaría este verano en Barcelona. Esta segunda afirmación es
interesada, porque presupone que el teatro existe aún y lo juzga acreedor de la
dedicación del genio. En cambio, lo de que pasaría este verano en Barcelona queda
sobradamente justificado: vendría curioso por asistir a las proyecciones de la Filmoteca
–cuyo programa quizá anunciaría en letra pequeñita “amb la presència de l’autor”–, y
también agradecido por la concesión que Ramon Simó le hace incluyendo las “Tragèdies
romanes” del Toneelgroep Amsterdam en su Grec tras haberse
opuesto a programar clásicos en el festival barcelonés.
Si Shakespeare viviese, si
hiciese teatro y pensase pasar este verano en Barcelona, haría bien en llegar
antes del sábado. El Festival Shakespeare reaparece en la ciudad condal este
fin de semana –del 6 al 12 de junio-, dos
años después de extinguirse abruptamente en Mataró. El sábado 8 de junio le
ofrece la oportunidad inmejorable de encadenar dos espectáculos notables: a las
18h, la compañía Parking
Shakespeare –veterana de la puesta en escena de las comedias del poeta
inglés en parques y plazas– representará “Treballs
d’amor perduts” en la plaza de Sant Agustí; más tarde, a las 21h, en la
Biblioteca de Catalunya, Quim Lecina y Eva Hibernia dirigen el excelente
montaje “Big Will
Shakespeare!!!”.
Si Shakespeare viviese, hiciese
teatro y estuviese el sábado entre el público que llenará la Biblioteca de
Catalunya para presenciar el estreno de “Big Will Shakespeare!!!”, se relamería
de gusto. El espectáculo es un prodigio de pasión por la producción dramática
del de Stratford upon Avon, un despliegue de conocimiento del corpus
shakesperiano y una afinadísima composición teatral que recorre las que a
juicio de Quim Lecina son las siete obras cumbre del Gran Will. Un auténtico placer
para el espectador –sea iniciado o lego en shakesperianidad–
que esté ávido de teatro y de sabiduría. La dramaturgia entrecruza la palabra de
las piezas originales con una reflexión que es fruto
de cuarenta años de profesión y de fascinación por Falstaff, por las Witches, por Puck, por Lear… Que nadie
espere una conferencia: se trata de una exhibición actoral casi acrobática
durante la cual se insufla a los personajes el pensamiento rigurosamente extraído
del texto. ¡Con qué precisión verbal, con qué agilidad emocional y con qué
carnalidad nos deleitan Anna Farriol, Montse Bertral, Berta Vidal y el propio
Quim Lecina! Juntos convierten la sala en una taberna londinense donde se reúnen parroquianos
de todo gremio y condición para satisfacer los instintos más básicos: beber copiosamente,
gozar a exuberantes señoras y ver teatro. Abandónense a la música y a las
voces, a la divagación y a la emoción, a la danza de los cuerpos y a la
presencia de lo intangible. Abandónense a Shakespeare como él mismo lo haría. Al final de “Big Will Shakespeare!!!” tendrán ustedes ocasión de saludarlo
y compartir con él una ronda de cerveza. Tradicional.
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