Tras los pasos de Pepita Pulgarcita
Se emitía en los años ochenta una serie de dibujos animados en brevísimos capítulos protagonizada por la niña Pepa Pérez. Esta ilustre y deliciosa tocaya de una servidora sufría una hilarante y eficaz transformación ante cualquier situación peligrosa o injusta. Ved, a modo de ejemplo, “El robo de las bicis” y juzgad.
Por aquel entonces aún no había nacido Felix Finkbeiner, el prodigioso niño de carne y hueso que, a los nueve años, se inventó y promovió una iniciativa infantil sin precedentes: Plant for the Planet. Con el argumento irrebatible de que la proporción de la población mundial formada por niños constituye un número tan ingente que juntos pueden, por sí solos, cambiar el curso de la historia, emprendió ese cambio sin esperar a crecer. Su objetivo primero, concreto y plausible, era plantar en cada país del globo un millón de árboles. Su intención última, detener el cambio climático que amenaza, con el correr de no tantas décadas, con costarle la vida a quienes hoy son criaturas. Desde 2007 ha defendido su ideario con naturalidad y sin paños calientes ante las más altas instancias adultas; no se sonroja al espetarles el lema de la campaña: “Stop talking. Start planting”.
Queridos lectores creciditos, podéis imitar en vuestras casas la coreografía mágica que convertía a Pepa Pérez en Pepita Pulgarcita y también podéis colaborar –ofreciendo tiempo, dinero, árboles– con Plant for the Planet. No sólo son propuestas compatibles, sino que juntas surten un maravilloso efecto rejuvenecedor. Completa el pack antienvejecimiento la obra breve infantil “Teatro sobre plano” de Ruth Vilar. En vuestras manos, estas tres sugerencias son enlaces, documentos, información más o menos interesante que añadir a vuestros ya vastos conocimientos. Ponedlas en manos de los niños y serán herramientas para construir un mundo donde podamos vivir mejor. Todos.
Querida Pepa,
ResponderEliminarEn catalán decimos: "De mica en mica s'omple la pica". Y yo digo: "De árbol en árbol se gana un planeta".
Los niños no son mágicos, son sabios. Las dos Pepas lo sabéis.
Besos.
Harry
¡Cuánta razón, Harry!
ResponderEliminarNo te pierdas "L'equip petit", el vídeo del final de la entrada. Es emocionante.
Besos,
Pepita Pertejo y Pulgarcita
Buscaré un momento para realizar la coreografía, con la esperanza de volverme chiquito, como antaño...
ResponderEliminarLo de los árboles ya llevo unos pocos de años haciéndolo, y cuando menos algo he aportado a salvar este planeta, cualquier iniciativa, venga de dónde venga, siempre será un ayuda. Se buena...
¡Bien por tu dedicación a plantar árboles! ¡Y bien por tus poemas en "Crónicas del vértigo"!
ResponderEliminarAsí, digo yo, se hace el mundo un pelín más bello y más hondo y más respirable.
Un abrazo.
esta vez plantaremos una araucaria :)
ResponderEliminarPlantémosla: araucaria, fósil viviente.
ResponderEliminaresta tarde fotografié algunas en l sur d Tenerifetenerife,ya t mandaré ls fotos :)
ResponderEliminarLas espero con impaciencia.
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