A una servidora los amigos suelen contarle cosas y ella luego va y se las cuenta, sibilina o impúdica, a ustedes. Así que con el paso del tiempo los amigos se escaman y, si bien ninguno ha llegado todavía al extremo de retarme a un duelo con espadas, sí que se nota que moderan sus palabras para evitar reconocerse después en el asunto o en el protagonista de un artículo de Las uñas negras . Es por ello que, en un ejercicio de astucia y esfuerzo, me he quedado calladita durante varios meses. ¡Casi reviento en semejante trance! Suerte que los amigos no han tardado en bajar la guardia y ya vuelven a abastecerme, generosos, de materia prima recia con que armar mis diatribas y controversias. Hay quien escoge a los amigos según su estatus, sus aficiones o las tres últimas cifras de su código postal. Pepa elige a los suyos por su conversación, pues si hay algo que le eriza la barba es la insulsez dialógica. Que se ofenda quien quiera. Hoy retomo las armas para atacar la sosería aduanera. ...
anochecer sublime
ResponderEliminarefímero
eterno
anochecer.......
Más sublime cuanto mayor el cielo.
ResponderEliminarO igual no, a lo mejor el cuadradito de cielo de un tragaluz lo es todavía más para el hombre confinado.