27 de mayo

Mediodía. Horas de desconcierto. Violencia policial en Barcelona contra indignados pacíficos en aras de una supuesta operación de limpieza. Los agentes, escondidos tras sus disfraces antidisturbios de atracadores con licencia, les sacan brillo a las porras contra la cara de los manifestantes más cívicos de la historia de las protestas ciudadanas. Los amos y señores lamentan los heridos mientras se liman las uñas, como quien se excusa con coquetería de un daño menor e inevitable infligido concienzudamente a otro. Las autoridades vigentes aquí y ahora desconocen el respeto a la voluntad responsable y argumentada de miles de personas. Si se habían inhibido hasta hoy no lo hacían por espíritu democrático sino por exigencias de márquetin. Salta la noticia y entre el batiburrillo de imágenes y comentarios que inundan las redes sociales calan hondo los que arremeten contra el fútbol. Pero el fútbol no es la causa del desalojo sino la excusa, el paraguas bajo el que los mandamases guarecen del chaparrón el verdadero motivo: la indignación les molesta como un grano en el culo. Saben que si consiguen dividir a la gente en dos bandos, manifestantes contra aficionados, tienen la batalla ganada de antemano. Honestamente, ¿qué mal hay en que se celebre un acontecimiento deportivo? ¿Faltan acaso espacios donde montar una juerga organizada y colectiva? La emoción del forofo no es enemiga de la indignación del 15-M. Ni siquiera son incompatibles. Invitarnos a tomar partido unos contra otros es una maniobra de distracción redonda: dirigen nuestras fuerzas y consiguen decretar hasta nuestro pensamiento íntimo.

Esta noche, a las 21:30h, la compañía Cos de Lletra lee “L’espedaçament” (“El despiece”) en el Obrador de la Sala Beckett. ¡Qué triste coincidencia, que precisamente hoy en Barcelona una obra hable de la autoridad abusiva, del control sobre el otro, de la violencia implícita ejercida a través del desprecio, del uso de la fuerza! Todo está a punto, la entrada es gratuita, se presentará el libro que contiene L’espedaçament de Ruth Vilar y Nix tu, Simona de Albert Pijuan –publicado por la editorial RE&MA 12– e incluso habrá un brindis final. ¡Qué lástima que no vayan a estar entre el público esos mamarrachos que mueven los hilos, que no vayan a sonrojarse al reconocerse, ridículos y escarnecidos! Después del 15-M nos sabemos menos solos, más fuertes y ya no estamos dispuestos a callarnos. No obstante, ellos siguen tan sordos como siempre.

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